Hoy ha sido una tarde muy pero que muy productiva con mi señora prima ( http://elefectolupaa.blogspot.com/ ) y nada, entre mil y un temas posibles de conversación hemos sacado el del emocionante mundo de los blogs. Le he enseñado una entrada del 8 de noviembre de 2010, que nunca me atrevi a publicar porque en su momento la consideré demasiado depresiva, aunque reflejaba muy bien como me sentía en esos instantes.
Ahora que puedo decir que todo aquello pertenece exclusivamente al pasado, me animo a publicarlo.
A pesar de que estoy bastante agobiada con trabajos y por ahí, me apetece escribir un poco.
No tengo tiempo para escribir una parrafada enorme, y tampoco me apetece recrearme en detalles y detalles, así que seré concisa.
En octubre me encontré con un espejismo bastante grande. Un espejismo que, sin apenas darme cuenta de ello, cogió y me rompió todos los esquemas que yo había estado elaborando pacientemente en los últimos meses. No, no quería. No quería depender de otra persona, no quería compartir mis sentimientos con nadie. Pero me hizo replantearme muchas cosas, tener mucho miedo y, a la vez, sentir un cosquilleo bastante agradable por todo el cuerpo. Sentirme capaz de flotar.
Pero pronto me di cuenta de eso. De que solamente era un espejismo. Nada era real, como si de un simple sueño se tratase, todo se desvaneció. ¿Todo? No. Algo quedó atrapado en mi subconsciente, algo no quería marcharse del todo. Una parte de mí deseaba con todas sus fuerzas que el espejismo fuese real. No quería sentarme a volver a recomponer mis esquemas rotos. No quería darme cuenta de que eso era una causa perdida. Decidí armarme de esperanza y, con cuidado, esperar pacientemente, por si el espejismo quería volver. Me olvidé de todo, incluso de mis principios más básicos.
Y el espejismo volvió. Pero solamente lo hizo para arrancarme de cuajo lo que me quedaba de corazón, patearlo y romperlo en pedazos. ¿Qué hice yo? Recoger los pedazos y guardarlos en un cajón, para no verlos. Intentar olvidarme de espejismos y de todo lo relacionado con ellos. Levantarme del suelo, repetirme mil veces los principios básicos que se me olvidaron, armarme de fuerzas y seguir adelante, intentando no mirar atrás.
Pero no es posible olvidar ciertas cosas de la noche a la mañana. Sin embargo, es posible dejar abierta la puerta de tu corazón tan solo unos minutos y que entren a violarlo para después destrozarlo.
Ahora, mi corazón sigue guardado en ese cajón, mientras espero a que se regenere.
No tengo tiempo para escribir una parrafada enorme, y tampoco me apetece recrearme en detalles y detalles, así que seré concisa.
En octubre me encontré con un espejismo bastante grande. Un espejismo que, sin apenas darme cuenta de ello, cogió y me rompió todos los esquemas que yo había estado elaborando pacientemente en los últimos meses. No, no quería. No quería depender de otra persona, no quería compartir mis sentimientos con nadie. Pero me hizo replantearme muchas cosas, tener mucho miedo y, a la vez, sentir un cosquilleo bastante agradable por todo el cuerpo. Sentirme capaz de flotar.
Pero pronto me di cuenta de eso. De que solamente era un espejismo. Nada era real, como si de un simple sueño se tratase, todo se desvaneció. ¿Todo? No. Algo quedó atrapado en mi subconsciente, algo no quería marcharse del todo. Una parte de mí deseaba con todas sus fuerzas que el espejismo fuese real. No quería sentarme a volver a recomponer mis esquemas rotos. No quería darme cuenta de que eso era una causa perdida. Decidí armarme de esperanza y, con cuidado, esperar pacientemente, por si el espejismo quería volver. Me olvidé de todo, incluso de mis principios más básicos.
Y el espejismo volvió. Pero solamente lo hizo para arrancarme de cuajo lo que me quedaba de corazón, patearlo y romperlo en pedazos. ¿Qué hice yo? Recoger los pedazos y guardarlos en un cajón, para no verlos. Intentar olvidarme de espejismos y de todo lo relacionado con ellos. Levantarme del suelo, repetirme mil veces los principios básicos que se me olvidaron, armarme de fuerzas y seguir adelante, intentando no mirar atrás.
Pero no es posible olvidar ciertas cosas de la noche a la mañana. Sin embargo, es posible dejar abierta la puerta de tu corazón tan solo unos minutos y que entren a violarlo para después destrozarlo.
Ahora, mi corazón sigue guardado en ese cajón, mientras espero a que se regenere.
Voto a favor de que las tardes de hoy sean mínimo, una vez al mes. Que lo de una vez al año se nos ha quedado pequeño.
ResponderEliminarVoto a favor también de que las entradas como esta no se queden escondidas en borradores, y salgan a la luz, para que las historias siempre estén completas :)
Beeeeeeesitos primi!
Bueno, me comentaste lo de esta entrada no publicada el dia que decidimos reactivar tu blog y yo empezar el mio! me alegro de que lo hayas sacado, seguro que ya no te pesa en el pecho! a ver si actualizo despues de examenes o algo xD
ResponderEliminar